viernes, 5 de noviembre de 2010
Herencia y Juventud K
Negar que Néstor Kirchner ha dejado su huella en la historia de este país sería de una necedad absoluta, aunque esto no signifique estar de acuerdo con las medidas tomadas. No se puede negar el éxito del canje de la deuda externa llevado a cabo con Lavagna en momentos muy difíciles para el país, tampoco podemos negar que nunca perdió la iniciativa, no se dejó manejar la agenda y puso a la política en el centro del debate.
Por otra parte tampoco podemos olvidar las consecuencias de su estilo de mezquindad política de cerrar todo el diálogo en los últimos años, el poco respeto por las instituciones y las múltiples sospechas de corrupción como ningún otro gobierno desde la vuelta de la democracia. Su carácter centralista terminó por destruir lo poco que había de un país con rasgos federales haciendo del corazón de la patria una chequera para usar a gusto.
Así nos dejó una ley de Asignación Universal por Hijo que podría haber sido realmente universal, pero que por querer llevarse el rédito político nunca dialogó con aquellos que peleaban por esa iniciativa incluso mucho antes que él. También heredamos una nueva “Ley de Medios” contra Clarín y no a favor de los ciudadanos, una gran medida para la cultura popular como “Futbol para Todos” pero repleta de publicidad oficial, el veto al 82% móvil a los jubilados porque prefieren no darles el derecho sino hacer anuncios cada vez que les aumentan el haber, al mismo tiempo que usan a gusto la caja de la ANSES.
Juventud K
El día de la muerte de Nestor K, el grupo generacional que en mayor medida ocuparon la plaza de Mayo fueron los jóvenes. Al escuchar sus testimonios y argumentos por los cuales consideraban un líder a Néstor Kirchner, me di cuenta de la tergiversación de la historia que estaban viviendo. Jóvenes de entre 16 y 22 años, que cuando asumió el ex presidente sólo tenían entre 9 y 13 años, decían que Kirchner fue el único que hizo algo por los DDHH olvidando el Juicio a las Juntas de Alfonsín ó coreaban en contra de periodistas como Lanata al que los medios oficiales llegaron al ridículo de querer hacerlo ver como alguien pro militar.
Son jóvenes que están convencidos de la historia oficial, como el relato sobre Papel Prensa, el de un Kirchner que no tuvo nada que ver con las privatizaciones y todas las medidas neoliberales de los 90 o que creen que su líder luchó contra la dictadura cuando los que lucharon realmente en su provincia nunca lo vieron a su lado.
Lamentablemente han ganado parte de la batalla del relato, han encontrado mediante la reescritura tergiversada de la historia pasada y contemporánea en los jóvenes una presa fácil.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)